sábado, 4 de septiembre de 2010

JOHN BETTER - Un hereje entre nosotros (Harold Alvarado Tenorio)

.

 

.

Un hereje entre nosotros

Por John Better

johnbetterarmella@hotmail.com

Para Latitud de El Heraldo, Barranquilla, Domingo 29 de Agosto 2010, 2E

http://www.elheraldo.com.co/ELHERALDO/BancoConocimiento/L/latitudhereje/latitudhereje.asp?CodSeccion=56

 

A Harold Alvarado Tenorio [ http://www.haroldalvaradotenorio.com/ ] lo odia medio mundo de la cultura nacional y el otro medio lo quisiera ver kilómetros bajo tierra. Pero nadie ha conseguido acallarlo, ni el ELN, ni las AUC, ni siquiera las vacas sagradas de la literatura nacional a las que el escritor en más de una ocasión ha llevado directo al matadero. Este hijo y nieto de carniceros, como puede leerse en la biografía de su página web, nacido en Buga en 1945, fue un censurado desde sus más tiernos años. Un sin número de colegios católicos de los alrededores de Buga, todavía rezan a sus entradas: “Harold Alvarado nunca estudió aquí”. Irónico, soez, atrevido, talentoso, Tenorio es uno de los escritores vivos más importantes e implacables del país. Aquí un diálogo con quien para muchos siempre será un candidato perfecto a Ministro de Cultura.

Un hombre destinado a decir la verdad

En las fotografías de Alvarado Tenorio que pueden encontrarse en la Internet, lo vemos retratado en diferentes escenarios del mundo: sobre un camello en el desierto de Gobi, de gafas oscuras con el arco de la Moncloa al fondo en alguna estancia en Madrid, o ataviado en sedas orientales en un templo de Tianshui. Pero en ninguna de ellas parece ser él mismo, de no ser por los pies de fotos con su nombre inscrito diríamos que es un hombre diferente en cada imagen. El sujeto que me ha recogido en una Cherokee negra en la terminal de transportes de Cartagena es a primera vista un tipo rudo, el cabello al ras y un zarcillo en su oreja izquierda le dan un aire gamberro y juvenil. “Estoy muy enfermo”, dice el poeta de Buga, tiene la voz visiblemente afectada, y su tono se me hace algo parecido al de Marlon Brando en “El Padrino”. No pasa un minuto y el escritor lanza su primera ráfaga, refiriéndose al pésimo estado de la vía de acceso a la terminal de buses, una trocha accidentada llena de barro y pozas de lluvia por los aguaceros de las últimas semanas.

-¿Cómo es posible que en una ciudad de estas pase algo así? Esto da es vergüenza, mientras tanto la policía se dedica a poner retenes cada kilómetro para vacunar a cuanto se le pasé por su camino, por eso este país está como está, se merece su suerte.

Nos dirigimos a Turbaco, a veinte minutos de Cartagena, lugar donde vive el escritor desde hace diez meses. La entrada al corregimiento es una serie de callejuelas al lado de la carretera, pedregosos caminos adornados de mansiones y palacetes que a pesar de su altivez dejan entrever cierta decadencia ya, se nota que sus épocas de esplendor pasaron hace mucho.

-Es que esta zona era de puros mafiosos, era un paraíso fiscal. Aquí venían Pablo Escobar, Rodríguez Orejuela y hasta Gonzalo Rodríguez Gacha. Justo en esa casa que ve usted ahí -señala Tenorio con su boca- se hacían unas fiestas del carajo, imagínese usted que tenían una piscina con el fondo de cristal, allí metían más de treinta mujeres en pelota, y justo debajo de la piscina había un bar donde todos estos bandidos tomaban whiskey y veían desde abajo a todas esas muchachas desnudas jugueteando en el agua.

Hacemos un stop en una casa estilo japonés, según Tenorio esta es la única casa que ostenta ese estilo en toda la costa. El dueño del lugar es un señor al que llamaremos W, un anciano de barba blanca y facha de senseí caribeño. El interior de la casa es una serie de pequeños estanques que la circundan, un jardín interior en cuyo centro se levanta una réplica en miniatura de un templo Budista. Hacemos en el lugar un par de fotos, pero el venerable señor W, al descubrir que las fotografías son para un reportaje con su vecino escritor, y no sobre su majestuosa casa, muy nervioso nos fue llevando lentamente hasta la puerta de salida argumentando que tenía un asunto pendiente y que en otra ocasión podría atendernos.

-La vanidad, el pecado de todo hombre, comenta Tenorio con sorna

Pero no todo en Turbaco es tan lindo y refinado, y de eso sabe muy bien Marlon Montiel, el joven y apuesto asistente del escritor quien es originario de este lugar y nos guía por callejones ya no solo pedregosos sino infestados de cerdos y casas de bahareque. “Este barrio se llama el Paraíso” anota Marlon y nos informa que aquí se puede encontrar desde drogas hasta armas. Ya es medio día, salimos del Paraíso y nos internamos en “la selva negra”, un camino real que conlleva a varios restaurantes bordeados de lagos y especies nativas como ardillas y monos que saltan traviesos de un árbol a otro.

Almuerzo sin diamantes

Quizá sea la hora del almuerzo como diría Truman Capote, el mejor momento para una buena charla. El escritor luego de mirar la carta, se decide por un plato de salchichas alemanas y chucrut, que cuando se lo sirvan irá comiendo con absoluta calma, a pesar de ser un hombre corpulento, está muy lejos de ser aquel que tan solo años atrás llegó a pesar 186 kilos, “un monstruo” como el mismo afirma. Fueron tiempos tormentosos los que el escritor vivió en su finca en Guaduas y vivió para contarlo:

-La finca se llamaba Zaragoza, estaba situada en la vereda el Hato del municipio de Guaduas en Cundinamarca. Era el lugar que tenía para poner a producir la tierra y tratar de llevar una vida tranquila, era un paraíso terrenal, pero la tranquilidad cuesta. Eso fue en 1996, solo fue cuestión de unos pocos años para que esa paz se acabara. Las AUC llegaron como si nada y destruyeron todo, no hablo de nada material, a pesar de los montos en dinero que pagaba en vacunas, hablo sobre lo que el espíritu edifica, lo que cuesta años de llevar a cabo.

Se tomaron la finca, acabaron con gente que amaba como Edison Mira Barrera, su antiguo compañero, más tarde el escritor me enseñará una fotografía de la tumba de Edison, donde reza la siguiente leyenda: “el amor no es efímero, es efímero el tiempo” perteneciente a un poema incluido en el libro “Vana Stanza” del nadaísta Amílcar U. Edison era para el escritor su pilar, el apoyo en esos días que a su parecer fueron “los más infelices del tiempo”. Edison fue torturado y muerto a tiros de escopeta en una vereda del municipio de Valdivia en Antioquia. Lo encontraron cuatro días después de su muerte con el rostro desfigurado por los perros.

Marlon su actual asistente y secretario de redacción de la revista Arquitrave [ http://www.arquitrave.com/principal.html ], (revista independiente de poesía que el poeta financia con el apoyo de unos cuantos amantes de la lírica en los cinco continentes) ha guardado silencio desde que empezamos a comer y a la pregunta de su jefe de por qué tanto silencio, el chico solo atina a responder que tan solo se limita a escucharlo.

-Harold, tú has sido un constante crítico de la literatura en Colombia, ¿hacia dónde crees que se dirigen nuestras letras?

-La literatura, colombiana, como las otras literaturas tiene siempre muchas vertientes y cauces, muchas veces inadvertidos o pervertidos por los medios de comunicación al servicio de las grandes editoriales y los intereses políticos de los Ministerios de Cultura, que en Colombia, en plena era de la banda ancha siguen con el cuento chimbo de las bibliotecas para seguirse repartiendo los millones de millones de pesos que deberían servir para educar a los niños o para dotar de ordenadores las veredas colombianas. Una cosa es la literatura oficial colombiana representada en sus medios corruptos y sus críticos de pacotilla y otra la literatura que están haciendo en silencio muchos colombianos sin el apoyo ni la financiación de Renata o las locas del Ministerio.

Desde que llegamos al restaurante un gato no ha dejado de maullar y salta a las piernas del escritor. La razón es obvia, desde hace años Tenorio comparte su rentada soledad con Borges y Luna, dos gatos siameses traídos de uno de sus viajes a China. El olor de los mininos debe haber atraído a este grisáceo gato de larguísimos bigotes.

-Algunos te consideran un hombre desalmado, pero tu poesía te muestra como el más sensible de todos, ¿quién es HAT?

-Yo, -contesta mientras acaricia la cabeza del gato- no conozco la “desalmación” si no de manos de Paracos y Farcsianos y ahora de la policía nacional que los ha reemplazado. Nunca he hecho mal a nadie, lo que hecho es opinar y eso no hace daño sino a los poderosos y los corruptos. Soy la suma de todas mis experiencias, que no son pocas y la vitalidad de mi memoria que es mucha.

El gato se ha alejado y ahora persigue travieso a un grupo de mariposas que revolotean cerca de un estanque.

-Dime algo, qué rescatarías de las llamas o el olvido, ¿qué almas o qué seres?
-Rescataría sin duda el alma de Borges, el alma de Jaime Gil de Biedma, el alma de Jorge Child Vélez, y enviaría al mismo infierno el alma de ese falso apóstol del cual vive “el huérfano ilustre”. Los dos caras de una misma moneda, el avivataje.

-¿Con el huérfano ilustre a quien te refieres?

-No te hagas el tonto, todos sabrán que hablo de Héctor Abad, quien de todos los desplazados del país fue el único que se hizo rico con la muerte de su padre.

El escritor da una probada a su amargo chucrut y enseguida argumenta:

-Esto es pura comida de pobre en el Medioevo.

-Hablando de literatura, ¿quien se merece el nobel en Colombia?

-Nadie merece el Nobel, ese es un embeleco que nada tiene que ver con un arte como la literatura. Se lo dieron hasta a Gabriela Mistral la peor poeta del mundo

Harold Alvarado Tenorio fue el artífice de una campaña a través de medios escritos y la web, lugar desde donde lanza sus ya célebres ataques, postulando a Meira del Mar como firme candidata al premio iberoamericano de poesía Reina Sofía.

-Qué se te viene a la cabeza cuando digo Meira del Mar, ¿crees que en Colombia exista una literatura hecha por mujeres?

-Meira es una gran poeta y fue una gran persona. Merece todo nuestro aprecio y memoria. ¡Viva Meira! Es que aquí creen que literatura es lo que hace Piedad Bonet, amén de Ángela Becerra. La Bonet es una señora simplona y “culifruncida” como ya lo dije, cuyos libros los compra un banco para ser enviados a las distintas bibliotecas públicas del país. No hay una escritora actual que merezca un halago, bueno para no ser tan injustos debo mencionar a una poeta joven que conocí en mi más reciente visita a Barranquilla, Katho Gomez, podría ser ella una gran escritora si se lo propone.

-¿Te sientes ahora más seguro, ya desapareció el miedo de años pasados?
-Nada hay seguro en Colombia. Aquí antes teníamos miedo de las Farc y los Paracos. Ahora todos tenemos miedo a la policía que hace y deshace con los pobres ciudadanos y es más corrupta que el mismo Mancuso.

-Retomando el tema poético, hay un cogollo mediático en la poesía últimamente, la aparición de Fernando Denis que de tan reseñado y aclamado hace pensar que el género no está tan perdido…

Mire, Fernando Denis no existe, es un seudónimo de William Ospina, a quien por por sus desventuras quieren convertir en un nuevo Gómez Jattin para seguir atormentando a Juan Manuel Roca. Si Denis abandona el mundo de la calle y alcanza la gloria de la salud que bendice la directora de Alfaguara y la señora de Carvajal y Cía., desaparecerá porque esa Atlántida ya la alcanzaron Ospina y la señora Facio, gran lince de los negocios inmobiliarios y las antigüedades y libros viejos que tanto placen a cierta casta española de Prisa…… Roca ya no es piedra del zapato de nadie, acaba de desmoronarse en sus propios zapatos neo marmetos….

-Tienes 65 años, ¿hasta cuándo durará esa vitalidad, esa fuerza desmesurada que te acompaña?

-No sé como llegué a los 65, cosa que no me creo y que no entiendo. Sigo siendo igual de vital que cuando tuve cuarenta y era un empedernido consumidor de la vida. Pero envejecer es una cosa horrenda y desgraciada. La vida es una mierda. Con razón se quitan la vida los suicidas, los únicos que bien saben que la vida es la peor de las experiencias del hombre… Definitivamente he sido un cobarde…

La casa de Turbaco donde vive Harold Alvarado Tenorio tiene dos niveles. Pronto se mudará a la zona norte de Cartagena, donde lo espera una terraza con vista al mar, cosa que le emociona. La estancia está atiborrada de cajas por doquier. Frente a la cocina hay una pared con retratos y curiosidades, los que más llaman la atención son uno junto a Richie Rey y Bobby Cruz en New York, una nota enmarcada de García Márquez diciendo “Harold no jodas”, una caricatura suya hecha por Antonio Caballero o una foto con María Mercedes Carranza cuando eran novios. En la segunda planta lo primero que encontramos al empezar las escaleras es un gigantesco afiche de Jorge Luis Borges ya ultrajado por el tiempo. El amado escritor argentino al que Tenorio rescataría del olvido. Ese olvido del que es consciente todos e incluso él, un día seremos.

.

2 comentarios:

Margarita Garcia Alonso dijo...

Un placer leer esta entrevista y saber que el mundo esta tan solo, yo tambien salvaria algunas almas y otras las dejaria en su infierno, si es que queda cierta energia despues de andar por tanto desierto humano.
te beso

David Lago González dijo...

Pues sí, querida, en soledad y otras cosas más, no somos los únicos. Pero, ansí es la vida, como decía Pío Baroja.